Suerte echada

Pienso que mi fortuna me ha abandonado. Me acompañaba de manera que se había convertido en algo que me empujaba hacia adelante. En las buenas, era capaz de aventarme al vacío sin tomar en cuenta la altura ni la velocidad, ni siquiera el destino; en las malas era un metate muy duro sobre cual acostarse: frío, rasposo, en ocasiones se me pegaba a la espalda y entonces terminaba por cargarlo. No me quejo, total, nadie me quita el orgullo de llegar hasta donde sea que haya llegado. Aunque ya no era tan buena, era mía. 

No la sentí desprenderse, sólo que en algún momento de la temporada de repente me sentí ligero y en vez de tomarlo con calma, sospeché.  Así que fui a cualquier especialista en temas relacionados con la fortuna; tarotistas, astrólogos, alguno que otro chamán y hasta los que te leen las nalgas (aunque no estoy seguro de cómo funciona bien esa tarea, sólo me indicaron bajarme los pantalones y se quedaron viendo por horas). Ninguno tuvo la respuesta acertada, pero hubo una respuesta en común "tu sello está roto, regresa a tu lugar de poder". Ni una puta idea de lo que querían decir. 

Yo pensé que era algo astral. Probé con algunas drogas para ver si encontraba algún sentido cósmico, no niego que haya sido un buen viaje, pero al final no encontraba nada o no lo que quería. Luego me encontré una moneda ancestral partida en medio de un libro que arrumbado esperaba surgir, olía a saliva seca y cadena rota. Era esta vez que decidiría si se quedaba conmigo.  La partí en pedazos hasta que sólo quedó polvo que se llevó el viento. 

Pienso de otra forma, no me ha abandonado, quiero sentir que se ha liberado de mí para volar en la inmensidad, así que ya no queda nada para mí en términos de fortuna, ni una moneda tirada en la calle. Sin rencores yo le agradezco todo lo que me dio. Como un trato, llegamos hasta donde pudimos. Lo que queda por delante seguro que será igual de magnífico, como siempre, si así lo decido









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