Distant Stars
-Tarde, como siempre. ¡No puede ser, caray!- su cara de decepción ante su impuntualidad ya era era un tema de humor negro, era su cumpleaños.
-Perdona, me estaba animando a venir, ya sabes, siempre me pasa, pero aquí estoy, con la actitud para pasar un buen rato - contestó mientras pasaba saludando y dando abrazos a todos aquellos amigos que iban apareciendo, parecía como si no se hubieran visto en un millón de años.
-Más te vale, eh, porque qué tal que cuento tu pequeño secretito- resaltó en tono desafiante.
-¿De qué hablas, mensa? Yo ya no soy esclavo de mi pasado, así que si tú me preguntas algo, yo con mucho gusto te responderé. Tan honesto como pueda - comentó sorprendido y sonriente, como si hubiera esperado ese momento por tanto tiempo.
-¿Ah, sí? A ver, empecemos, a ver si sí. ¿Quién te gustaba en la secundaria?
Todos se quedaron en silencio, babeando por una respuesta como una jauría de lobos que orilla a su presa al acantilado.
-Buena pregunta - tomó un buen respiro y señaló - ella.
Todos voltearon a verla, el volumen de todo subió, como cuando subes la música para que no sientas que el corazón se te va a salir del pecho o por lo menos eso se sentía, aunque pareciera que no hubiera nerviosismo, todo se había sacudido.
Del otro lado de la mesa, sólo se veía su cara, llena pequeñas pecas que se desvanecían porque se sonrojaba, su cabello chino parecía erizarse al menor viento, del cambio de estación, del que envidias porque siempre acaricia la piel de la persona que te gusta.
-¿Y por qué no lo dijiste antes? - comentó sorprendida, pero también incómoda. Tenía la idea de que las amistades debían ser sinceras, algo como lo acontecido la haría creer que solo fue una amistad por conveniencia.
-Lo pensé en su tiempo, pero creí que no tenía oportunidad contigo. Creo que todos sabían, menos tú. Pero ahora que tengo algo de claridad, sucedieron varias cosas que me hicieron no hacerlo.
-¿Cómo cuáles? A ver, cuenta, pero pídete otro mezcal, carajo - sonó de uno de sus amigos.
-La primera fue lo que pasó con mis padres, eso disolvió toda idea del amor que pude haber tenido y por muchos años estuve peleado con esa idea, el amor no existe, estuve solo por muchos años, fui cruel conmigo.-No inventes, ¿y ya por eso? ¡Qué poco aguantas! - resonó en el barullo de todos escuchando el chisme.
-Bueno, para mí fue más que suficiente, pero también casi todos tus novios se acercaban a pedirme consejo cuando la cagaban contigo, comenzaban con su "ayúdame con ella, tú la entiendes" y yo siempre les contestaba "yo sólo soy su amigo, no inventes, resuélvelo tú". Como que eso me hizo pensar que si se acercaban para pedirme consejo para estar mejor contigo, tal vez yo podía hacer que tuvieras buenos momentos, pasarla bien, que es lo que importa.
-La vez pasada fui a otras tlayudas que no estaban tan chidas... - la conversación ya se había desvanecido y cada quien regresó a su conversación individual, como en cualquier fiesta, todos juntos, pero cada quien con su tema.
Se quedaron viendo de frente, ahora sí, en un silencio incómodo.
-Pero no te enojes, no quiero eso, en realidad eres una de mis personas favoritas, eres mi mejor amiga. Ustedes preguntaron, yo dije que podía responder sin problemas, fueron años de pensarlo, el momento se dio ahora -alzó su vasito de mezcal- más bien ahora brindo, si hay alguien ideal para nosotros, que llegue y si nada existe, que nos permitamos construirlo. ¡Salud por eso!
Y llegó otra ronda de mezcales.
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