6.5 Seamus y Harry
-Necesitamos tantos como se puedan, Finnegan. Tú puedes ayudarnos con tu gran habilidad para la pirotecnia. - comentó Harry a Seamus, el fuego de media noche en la sala común de Gryffindor era tenue, la luz era suficiente para leer un libro titulado "La Gran Llama: Grandes Actos de Iluminación" a lado de un tarro de jugo de calabaza. Seamus, se notaba en un dilema. Por un lado, quería largar a Harry y todo su séquito tan pronto como terminara de hablar, con un hechizo poderoso, convertirse en el que al fin y de una vez por todas, terminara con este escándalo del Elegido. Seamus Finnegan pone fin a Harry Potter. Pero por otro lado, quería entrar, con todas sus fuerzas, al Ejército de Dumbledore.
-¿Qué, no te interesa el futuro de Hogwarts?-terminó Harry.
Seamus cerró el libro y miró a Harry a los ojos -te diré algo, Harry: en verdad no tengo motivo para apoyarte. Es más, si soy sincero, estoy fastidiado, fastidiado de ti y de toda esa basura de que eres el sobreviviente de la furia de Voldemort. Desde que entramos, no ha habido un sólo día en que alguna clase, evento o siquiera un partido de quidditch sea suspendido, simplemente porque al señor Potter le ha pasado algo con el Señor Tenebroso. Por si no lo sabías, hay personas en esta escuela que quieren tener buenas notas y aprender algo que no sea mortal para nadie si la practico.
-No pensé que pensaras así, lo siento. -suplicó Harry.
-¿Sabes qué tenía planeado hacer el día que Lupin presentó al boggart? Tenía al monstruo más espectacular que pudiera salir de ese apestoso armario, pero tú lo saboteaste todo al hacer que tuviera forma de dementor, he encontrado muchas formas de transformar una lechuza en un potente rayo mensajero, pero a nadie le interesa porque estás armando tu conspiración para salvar al mundo.
-Déjalo, Harry, no tiene sentido. -dijo Hermione, algo desesperada por la urgencia de encontrar un lugar de reunión para la incipiente armada que hasta ese momento, contaba con seis personas.
-Yo no pedí ser esto, es más, antes de entrar aquí, no sabía que existía este mundo. No quiero ser famoso, sólo quiero una vida como la tuya. Normal.
-¿Cómo la mía?-replicó Seamus -no me malinterpretes, también quiero que esto termine y de alguna manera, entiendo lo que haces. Quiero que sigas siendo tú, pero sin ser el centro de nada. Todos queremos la paz y para eso, hay que escoger un lado, si se trata de eso, perdona el exabrupto, me uno. ¿Qué hay qué hacer? ¡Estoy listo! -en ese instante, una lluvia de chispas brillantes salió de su túnica, chamuscando sus cabellos puntiagudos. Corrieron todos dejando la sala común en un denso humo de fuegos artificiales.
Tomado de La Orden del Fénix
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