Hacia un nuevo orden de las cosas: los nuevos movimientos sistémicos I

Para poder entender un fenómeno que involucre a las masas habría que entender primero tres puntos importantes: el primero, tiene que ver con la creación de significados, de sentido para la sociedad, aquí hay que entender que toda creación es social y no es sino desde la sociedad que dicha creación es posible. En cuanto a la cultura de masas se refiere como creación social; Castoriadis afirma que “todo fenómeno de masas, debe ser creado desde la masa y no de otra forma, dado que es creación en el dominio histórico-social.”[1]

El segundo punto para poder entender el rumbo de la cultura de masas: no podemos escapar a las colectividades precisamente porque somos seres sociales, la idea de masa, si la tratamos como una relación de complementariedad, es que existe si no es por una composición plural que la sostiene. La “masa” es tal si es plural, y la pluralidad es la que de alguna forma mantiene cohesionada a la masa, depende del motivo, una especie de hilo conductor narrativo que va marcando la vida de la masa,  por el cual existe si es que puede mantener hasta un tipo de organización. 

El tercer punto y sobre el cual vamos a tratar es el tipo de movimientos masivos que están encaminados a motivar cambios en el sistema social responden a un modelo de economía global que ha resquebrajado de forma sistémica la estabilidad del planeta,  la globalización como fenómeno casi inevitable puede aportar formas de consumo cultural tan diversas y ricas, que la creación está encaminada a la resolución de problemas, al restablecimiento de relaciones sociales orientadas a la empatía, la responsabilidad, la solidaridad y la participación.


Hablamos en este caso, de movimientos que no buscan el poder, sino que exigen un equilibrio entre los componentes del desarrollo social y el acceso de las personas a estos, desde la distribución de la riqueza, oportunidades de trabajo, de educación, de acceso a servicios para su estabilidad ya no para su subsistencia, sino para desarrollarse, es decir, de ejercer con una mayor plenitud la libertad que por naturaleza en un primer lugar y por derecho se tiene. 

Morin explica los reveses y el uso de lo que él denominaría la “Nueva Comunicación”: La comunicación tiene que ser usada para religar a las personas, es decir, generar un sentido de comunidad para forjar diversos valores de la ciudadanía: responsabilidad y solidaridad, lo que necesitamos es generar auto-organización en la sociedad para poder equilibrar los “reveses” que la modernidad, con todos sus componentes, con todos sus sistemas, han generado, a esto, Morin lo denomina “Las resistencias.”[1]


[1] MORIN, Edgar. La Nueva Comunicación. Pág. 3






[1] CASTORIADIS, Cornelius. Ciudadanos sin brújula. Ed. Coyoacán. México 1997. Pág. 75

Comentarios

Entradas populares